CONFIDENCIAL
Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.
¡No se vale rajarse!
El próximo domingo, los tres candidatos a la gubernatura están convocados a un primer debate.
Será el primero de dos que, por obligación de ley, el Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam) tiene programados. El segundo será el 22 de Mayo.
Para Américo Villarreal Anaya, Cesar, “El Truko” Verástegui Ostos y Arturo Diez Gutiérrez, será una gran oportunidad para convencer a los tamaulipecos de sus buenas intenciones, pero sobre todo de su capacidad para gobernar a Tamaulipas mejor de quienes han ocupado el cargo.
Es un momento crucial para sus aspiraciones. Miles de ojos ciudadanos estarán puestos en ese ejercicio de confrontación de ideas y propuestas.
Es a través de los debates como el ciudadano puede conocer mejor a un candidato.
Sin embargo, la pregunta es: ¿acudirán los tres?
La interrogante surge porque, circulan versiones en el sentido de que uno de los candidatos no acudirá al encuentro.
No hay una obligación de ley para que asistan. Eso es cierto. Pero lo que si hay es una obligación moral para que estén ahí, frente al electorado, exponiendo sus propuestas de gobierno y sometiéndose al escrutinio del ojo ciudadano.
Si uno de los aspirantes decide no participar en el debate estará mandando un mensaje grosero a la población. Más allá de las razones que tenga para no acudir a la cita, su inasistencia será una muestra de desprecio por el elector.
Por lo general, quienes no acuden a un debate son los que puntean las preferencias electorales. Argumentan que asistir es beneficiar al contrario.
Sin embargo, esa es una verdad a medias. No puede un candidato escudarse en ese pretexto para no presentarse ante una ciudadanía a la que quiere gobernar durante tres años.
Alguien que quiere ser gobernador debe tener la capacidad e inteligencia necesarias para enfrentar un reto como lo es un debate.
Sacarle la vuelta a la confrontación seria cobardía, y de paso podría interpretarse como una aceptación de que no tiene los recursos de inteligencia para superar cualquier ataque que reciba.
De hecho, si un candidato no es capaz de pararse a debatir frente al electorado, menos tendrá capacidad para enfrentar la problemática propia de un gobernador.
Por lo demás, el debate será una oportunidad inmejorable para que quienes se duelen de guerra sucia, le demuestren a la sociedad que las acusaciones en su contra son falsas.
Por ejemplo, será el momento propicio para exhibir datos duros, y todo tipo de evidencias de que, efectivamente no hay vínculos con la delincuencia.
Esperemos que los tres pasen lista de presente, el 24 de abril próximo. ¡No se vale rajarse!
EL RESTO.
AMLO GANO.- Para el presidente, Andrés Manuel López Obrador, no fue ninguna derrota el que la oposición le haya frenado la reforma eléctrica. Eso les está haciendo creer a quienes así lo piensan.
En realidad, el presidente sabía desde mucho antes que no debía seguir impulsando la iniciativa, pero haberse retractado hubiera significado un daño terrible a su imagen, y sobre todo a su ego y arrogancia.
Por eso no negoció votos con los diputados de oposición. No lo hizo porque lo único que quería era que se la desecharan. Sabía que su partido no tenía los 334 votos requeridos, y por eso se limitó a dejar que el procedimiento legislativo se cumpliera.
De esa manera, cumplió dos propósitos al mismo tiempo: uno, evitó la pena de desistirse de su reforma, que tanto presumió; y dos obtuvo un pretexto para arremeter contra los partidos de oposición, a quienes acusa de traidores a la patria.
López Obrador sabía que la reforma no debería pasar, por varias razones, pero por una en particular: porque Estados Unidos ya le había impuesto un ultimátum en ese sentido.
Además, entendió que, aun aprobada. la adecuación a la constitución sería combatida, con éxito, en vía de amparo.
ASI ANDAN LAS COSAS.
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