Cubanos votan sobre bodas homosexuales

SAN JOSÉ, Costa Rica (EL UNIVERSAL).- Cuba acudió este domingo a votar sobre un Código de Familias en un peculiar referéndum en el que, convocado, organizado y promovido por la revolución comunista, el régimen solo permitió hacer campaña a favor del Sí, censuró cualquier forma independiente de respaldo al No y, al final de la jornada, también… contó los votos.

El referéndum, cuyo resultado final será divulgado el próximo viernes también por el régimen, contrastó con el que se realizó el pasado 4 de septiembre en Chile. El presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, apoyó abiertamente votar a favor de aprobar una nueva constitución política y, en un sistema electoral con separación de poderes en el que su gobierno ni contó votos ni emitió resultados y ni autorizó o prohibió hacer campaña a ningún bando, perdió y en la noche de ese día aceptó la derrota.

Con un aparato, con el Partido Comunista de Cuba (PCC) y sus redes policiacas y de seguridad política, que controla todos los poderes y los hilos de la sociedad cubana, estaría descartada una derrota oficialista y un triunfo del No en la consulta efectuada ayer para ratificar o rechazar la Ley del Código de las Familias con mayoría simple de los votos válidos.

“Cuando en un hipódromo hay sólo un caballo corriendo, sin enfrentar competencia, no hay derecho a decir que ese es un caballo ganador”, adujo el disidente y periodista opositor cubano Reinaldo Escobar, editor jefe del diario digital “14ymedio.com” (que funciona en la ilegalidad en la isla). “No hubo ni una sola valla publicitaria a favor del No. No hubo ni un programa de televisión, ni un debate público y ni una nota en un periódico a favor del No. Nada. Todo fue por el Sí. Eso le quita legitimidad al referendo”, dijo Escobar a EL UNIVERSAL desde La Habana.

Como fuerza “superior” por mandato constitucional, el omnipresente PCC —único legal en la isla— domina todas las actividades nacionales, como el referéndum. Sin partidos opositores, toda decisión política en Cuba pasa por el monopolio partidista. La nueva ley acepta el matrimonio civil de personas del mismo sexo y aborda asuntos como potestad de los padres sobre sus hijos, derechos de adultos mayores, discriminación, violencia y trabajo doméstico, entre gran cantidad de novedosas medidas jurídicas.

El primer secretario del PCC y presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, previó que la mayoría votaría por el Sí, admitió que habría “voto de castigo” por la honda crisis interna y volvió a culpar de los problemas a las sanciones económicas que Estados Unidos impuso a Cuba desde 1962. Al reconocer que “puede haber gente” con un “voto de castigo”, narró que el panorama es de “desabastecimiento, apagones, carencias, con una parte importante de la economía paralizada”.

—¿Qué dice el texto?

La nueva ley, que cuenta con el aval de figuras como Mariela Castro, hija del expresidente Raúl Castro, y que de ser aprobada sustituirá la vigente desde 1975, define el matrimonio como la unión “entre dos personas” —en vez de entre un hombre y una mujer—, abriendo la puerta al casamiento homosexual y la adopción para parejas del mismo sexo. Ello, en un país en el que en los primeros años de la Revolución los homosexuales solían ser detenidos y enviados a campos de trabajo para su “rehabilitación”.

También permitirá reconocer legalmente a varios padres y madres, además de los biológicos, así como la gestación subrogada, sin fines de lucro, en tanto suma otros derechos que favorecen a los niños, ancianos y discapacitados.

El gobierno ya trató de introducir el matrimonio homosexual en la Constitución de 2019, pero dio marcha atrás ante fuertes críticas de las iglesias católica y evangélica.

La conferencia de obispos de Cuba volvió a la carga este mes al oponerse en un comunicado a varios puntos, como la adopción gay y la gestación asistida.

De acuerdo con agencias internacionales de información, el Consejo Electoral Nacional reportó que ocho millones 425 mil 147 cubanos fueron convocados al referéndum, el tercero desde el triunfo de la revolución en 1959. La cifra difirió de un dato de unos siete millones de electores que el gobierno cubano difundió en febrero anterior.

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