Duele silencio de México ante violaciones en Nicaragua: Mcfields

Duele silencio de México ante violaciones en Nicaragua: Mcfields

SAN JOSÉ, Costa Rica (EL UNIVERSAL).- “Me duele en el alma” la posición del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y del canciller mexicano, Marcelo Ebrard, porque guardan silencio ante las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua cometidas por el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, se abstienen de condenarlas y les “están dando la espalda”, afirmó ayer el exembajador nicaragüense en la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields.

De 46 años, casado y con una hija, McFields denunció el miércoles anterior en una sesión virtual del Consejo Permanente de la OEA que sus aún jefes violan los derechos humanos en Nicaragua con una represión política para encarcelar a opositores y cerrar cualquier rincón de democracia y de libertad. En una entrevista telefónica con EL UNIVERSAL desde EU, McFields dijo que México “se ha hecho chiquito ante las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua”.

Tras asumir en diciembre de 2018, López Obrador y Ebrard ratificaron la política exterior de México de no intervención en asuntos internos de otros Estados. En octubre de 2021, México se abstuvo de apoyar una resolución de la OEA que exigió a Ortega y Murillo la liberación inmediata de los presos políticos y realizar elecciones libres. La pareja gobernante encarceló en el segundo semestre de 2021 a candidatos presidenciales opositores y a gran número de adversarios y, sin rivales, el 7 de noviembre se reeligió en unos comicios calificados como farsa. En noviembre de 2021, México se abstuvo de respaldar una resolución de la OEA que descalificó las elecciones de ese mes en Nicaragua y determinó que “no” fueron libres, justas ni transparentes y que carecieron de legitimidad democrática.

En el poder desde 2007, el dúo gobernante se reeligió para un cuarto quinquenio consecutivo que debería concluir en enero de 2027. Tras las denuncias de McFields, la cancillería nicaragüense lo descalificó y designó a otro embajador. McFields está sometido a estrictas normas de seguridad por temor a represalias.

¿Qué piensa de la continuada política de México de abstenerse a condenar las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua o las elecciones de noviembre?

¿Qué pienso yo? Me duele en el alma la posición del presidente López Obrador. Me duele en el alma, porque siempre hemos considerado que México es un gran país que ha tenido grandes presidentes, pero en este momento se ha hecho chiquito ante las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua. El día de ayer [miércoles] México tuvo una oportunidad extraordinaria de ser el México lindo y querido de todo el mundo y, sin embargo, guardó silencio. Eso fue muy triste. América Latina está de duelo ante la posición de silencio del señor Obrador y del canciller Ebrard. Creíamos que el canciller Ebrard era un hombre de principios, pero el miércoles nos puso un signo de interrogación.

¿Cree que hay una lectura equivocada del gobierno de México sobre lo que ocurre en Nicaragua desde 2018?

No hay una lectura. Ellos están dándole la espalda a los derechos humanos en Nicaragua y el miércoles, con su silencio cómplice, lo reiteraron. Nos duele en el alma.

¿Qué se dice en los corrillos diplomáticos de la OEA sobre la política de México hacia Nicaragua?

Es una política ambivalente, sobre todo porque México es un gran país y sus líderes deberían estar a la altura de ese gran país. Muchos nos sentimos de duelo y yo creo que el pueblo mexicano debería preocuparse porque, si guarda silencio, es porque tiene gran admiración por esos modelos de gobierno [como Nicaragua]. Creo que México debe tomar nota de lo que están haciendo. El día de ayer [miércoles] era una oportunidad histórica para que la voz del México lindo y querido se alzara en la OEA. Y (…) callaron diciendo que sólo tomaban nota.

Quiere decir que, en contraste con otras misiones, la embajadora de México en la OEA, Luz Elena Baños, decidió abstenerse de intervenir luego de que usted denunció la represión.

La posición de México ha sido la misma (…) en la que no vemos el respaldo a la lucha por los derechos humanos en mi país. Y está bien, porque ellos [López Obrador y Ebrard] son respetuosos de la no injerencia [en los asuntos internos de otros Estados], pero no se trata de injerencia en este momento. Se trata de una posición firme ante las violaciones a los derechos humanos. Y la historia va a recordar al canciller Ebrard como el hombre que guardó silencio y que dio la espalda, mientras en el continente moría gente y había presos políticos. Así lo va a recordar, a menos que tenga una posición firme y clara que hasta el momento no la hemos visto y nos duele.

¿Pero los embajadores de otros países sí intervinieron a su favor?

Hubo un espíritu de unanimidad muy grande. Al menos representativamente (…) Pero algunos países decidieron optar por la indiferencia sobre Nicaragua ante la muerte, el cierre de decenas de organismos de la sociedad civil, el cierre de las universidades privadas (…) cuando yo miro que el presidente López Obrador calla ante el cierre de las universidades en Nicaragua, cuando el Presidente calla ante la muerte de 350 personas en Nicaragua, cuando él calla ante la cárcel de 177 personas inocentes, yo pienso que hay cierta admiración por ese modelo. ¡Y eso es triste y el pueblo de México debería preocuparse!

¿Cómo evalúa el futuro de Nicaragua?

En mi país el miércoles nació la esperanza (…) se dieron cuenta de que hay un cansancio tanto de la gente de adentro [del gobierno] como de la de afuera (…) Y también hay esperanza y temor. Yo tengo temor (…) Si yo pude romper el silencio, arriesgando mi vida y arriesgando todo, ¿por qué no lo puede hacer una nación tan grande y hermosa como México? Ha sido muy difícil para mí esto.

SAN JOSÉ, Costa Rica (EL UNIVERSAL).- “Me duele en el alma” la posición del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y del canciller mexicano, Marcelo Ebrard, porque guardan silencio ante las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua cometidas por el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, se abstienen de condenarlas y les “están dando la espalda”, afirmó ayer el exembajador nicaragüense en la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields.

De 46 años, casado y con una hija, McFields denunció el miércoles anterior en una sesión virtual del Consejo Permanente de la OEA que sus aún jefes violan los derechos humanos en Nicaragua con una represión política para encarcelar a opositores y cerrar cualquier rincón de democracia y de libertad. En una entrevista telefónica con EL UNIVERSAL desde EU, McFields dijo que México “se ha hecho chiquito ante las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua”.

Tras asumir en diciembre de 2018, López Obrador y Ebrard ratificaron la política exterior de México de no intervención en asuntos internos de otros Estados. En octubre de 2021, México se abstuvo de apoyar una resolución de la OEA que exigió a Ortega y Murillo la liberación inmediata de los presos políticos y realizar elecciones libres. La pareja gobernante encarceló en el segundo semestre de 2021 a candidatos presidenciales opositores y a gran número de adversarios y, sin rivales, el 7 de noviembre se reeligió en unos comicios calificados como farsa. En noviembre de 2021, México se abstuvo de respaldar una resolución de la OEA que descalificó las elecciones de ese mes en Nicaragua y determinó que “no” fueron libres, justas ni transparentes y que carecieron de legitimidad democrática.

En el poder desde 2007, el dúo gobernante se reeligió para un cuarto quinquenio consecutivo que debería concluir en enero de 2027. Tras las denuncias de McFields, la cancillería nicaragüense lo descalificó y designó a otro embajador. McFields está sometido a estrictas normas de seguridad por temor a represalias.

¿Qué piensa de la continuada política de México de abstenerse a condenar las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua o las elecciones de noviembre?

¿Qué pienso yo? Me duele en el alma la posición del presidente López Obrador. Me duele en el alma, porque siempre hemos considerado que México es un gran país que ha tenido grandes presidentes, pero en este momento se ha hecho chiquito ante las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua. El día de ayer [miércoles] México tuvo una oportunidad extraordinaria de ser el México lindo y querido de todo el mundo y, sin embargo, guardó silencio. Eso fue muy triste. América Latina está de duelo ante la posición de silencio del señor Obrador y del canciller Ebrard. Creíamos que el canciller Ebrard era un hombre de principios, pero el miércoles nos puso un signo de interrogación.

¿Cree que hay una lectura equivocada del gobierno de México sobre lo que ocurre en Nicaragua desde 2018?

No hay una lectura. Ellos están dándole la espalda a los derechos humanos en Nicaragua y el miércoles, con su silencio cómplice, lo reiteraron. Nos duele en el alma.

¿Qué se dice en los corrillos diplomáticos de la OEA sobre la política de México hacia Nicaragua?

Es una política ambivalente, sobre todo porque México es un gran país y sus líderes deberían estar a la altura de ese gran país. Muchos nos sentimos de duelo y yo creo que el pueblo mexicano debería preocuparse porque, si guarda silencio, es porque tiene gran admiración por esos modelos de gobierno [como Nicaragua]. Creo que México debe tomar nota de lo que están haciendo. El día de ayer [miércoles] era una oportunidad histórica para que la voz del México lindo y querido se alzara en la OEA. Y (…) callaron diciendo que sólo tomaban nota.

Quiere decir que, en contraste con otras misiones, la embajadora de México en la OEA, Luz Elena Baños, decidió abstenerse de intervenir luego de que usted denunció la represión.

La posición de México ha sido la misma (…) en la que no vemos el respaldo a la lucha por los derechos humanos en mi país. Y está bien, porque ellos [López Obrador y Ebrard] son respetuosos de la no injerencia [en los asuntos internos de otros Estados], pero no se trata de injerencia en este momento. Se trata de una posición firme ante las violaciones a los derechos humanos. Y la historia va a recordar al canciller Ebrard como el hombre que guardó silencio y que dio la espalda, mientras en el continente moría gente y había presos políticos. Así lo va a recordar, a menos que tenga una posición firme y clara que hasta el momento no la hemos visto y nos duele.

¿Pero los embajadores de otros países sí intervinieron a su favor?

Hubo un espíritu de unanimidad muy grande. Al menos representativamente (…) Pero algunos países decidieron optar por la indiferencia sobre Nicaragua ante la muerte, el cierre de decenas de organismos de la sociedad civil, el cierre de las universidades privadas (…) cuando yo miro que el presidente López Obrador calla ante el cierre de las universidades en Nicaragua, cuando el Presidente calla ante la muerte de 350 personas en Nicaragua, cuando él calla ante la cárcel de 177 personas inocentes, yo pienso que hay cierta admiración por ese modelo. ¡Y eso es triste y el pueblo de México debería preocuparse!

¿Cómo evalúa el futuro de Nicaragua?

En mi país el miércoles nació la esperanza (…) se dieron cuenta de que hay un cansancio tanto de la gente de adentro [del gobierno] como de la de afuera (…) Y también hay esperanza y temor. Yo tengo temor (…) Si yo pude romper el silencio, arriesgando mi vida y arriesgando todo, ¿por qué no lo puede hacer una nación tan grande y hermosa como México? Ha sido muy difícil para mí esto.

Related Articles

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button