OPTICA POLITICA
Por Aliber López
“Rezago educativo por covid 19 y problemas acumulados”
“Reformas educativas sin acompañamiento financiero, no funcionan”
Notas sobre los problemas educativos aparecidas el sábado pasado en la Jornada, en un articulo de Laura Poy, sobre los daños en la deserción escolar causados en la pandemia, nos hacen reflexionar sobre los grandes rezagos que tenemos en el ámbito educativo y la necesidad que existe de elaborar en muy corto plazo, acciones que nos encaminen a resolverlos, consistentes en los más de un millón de desertores desde preescolar al bachillerato y en todos los problemas educativos acumulados en toda la historia de la educación de nuestro país. De hecho, el sector más dañado fue el de la educación básica con alrededor de un millón de niños y jóvenes que ya no regresaron a la escuela.
México es un país que ha transitado por muchos cambios en el sistema educativo nacional desde los tiempos inmediatos postrevolucionarios hasta la fecha. Después de la Revolución de 1910-1920 se impulsa la educación rural con José Vasconcelos como secretario de Educación; se editan miles de libros y se distribuyen en el país; se crea el Departamento de Educación y Cultura Indígena, se forman las misiones culturales y los misioneros que no son otra cosa más que maestros ambulantes que desde 1922, desarrollan sus acciones, creándose primero las Casas del Pueblo que darían lugar posteriormente a las Escuelas Rurales.
En 1926 se crea la Escuela Normal Para Profesores, con base en la Escuela para profesores creada en 1887 y que posteriormente se transforma en Escuela Normal para Maestros Rurales y Urbanos. Entonces se crea el Plan de Estudios para Normales Rurales ante la resistencia de los maestros egresados de las Normales Urbanas para acudir a las zonas rurales.
En 1940-46 durante el sexenio de Manuel Avila Camacho se unifican los planes de estudios de las Escuelas Normales Rurales y Urbanas y en 1942 se crea la Escuela Normal Superior en tiempos del secretario de Educación Jaime Torres Bodet. Por esos tiempos ya en 1943 surge el SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) como organismo laboral mientras que por el rumbo de la oficialidad se crea en 1944 el IFCM (Instituto Federal de Capacitación del Magisterio), por aquello de que el impulso a la educación como consecuencia de la Revolución Mexicana obligó a la improvisación de muchos maestros que después era menester capacitar y actualizar. Igualmente, la necesidad de construir escuelas, propicia que en ese mismo año se cree el CAPFCE (Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas).
Desde esos tiempos la matricula educativa crece aceleradamente y los cambios y reformas igualmente, hasta aterrizar en la firma del ANME (Acuerdo Nacional para la Modernización Educativa) que descentraliza la educación, propiciándose, desde los años “90s” del siglo pasado hasta la Reforma de Enrique Peña Nieto (2013) y sus efectos acumulados, consistentes en una serie de corruptelas y deficiencias, difíciles de superar, con todo y las reformas aplicadas en esos tiempos a los planes de estudio y a las estrategias de actualización magisterial, un empantanamiento en la búsqueda de soluciones prácticas de la problemática nacional.
Actualmente esta desarrollándose un nuevo Plan de Estudios que presumiblemente se empezará a aplicar desde el año escolar 2023-2024, sin embargo, los rezagos siguen sin resolverse por la sencilla razón de que implementar ese Nuevo Modelo basado en Campos de Estudio, Ejes Articuladores y programas sintéticos y analíticos, no está siendo acompañado por la enorme necesidad de profesionalizar y actualizar a los maestros que en buena parte de los tiempos neoliberales y actuales se ha ido rezagando, ni está acompañado por el porcentaje mínimo de inversión que recomienda la UNESCO (Unión Internacional para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en los sistemas educativos de cada país y que es, del 7 % del PIB (Producto Interno Bruto). Constitucionalmente en México, debiera ser el 8 %, pues en 2003, así fue aprobado a propuesta de Enrique Meléndez Pérez, presidente de la Comisión de Educación en aquella legislatura. Si el PIB actual de México es más o menos de 30 billones de pesos, entonces a la educación debieran aplicarse 2.4 billones, pero este año están presupuestados, alrededor de 408 mil millones.