Restaurante Ejidal 48 años de servir la especialidad de la casa

Marissa Sánchez

 Don Juan Manuel Ibarra Flores, por el año 1965 realizaba su trabajo como lavaplatos en restaurante Florida que se ubicaba donde es hoy día Ferretería Salinas siendo dueño en ese entonces Don Tomas Rivera Escobedo, aprendiendo del tema paso a realizar el trabajo de mesero  hasta que llego el tiempo de cierre del negocio y al quedarse la fuente de sustento para su familia, nació la visión de consolidar lo que hoy en día es el restaurante Ejidal.

Buscando la ubicación ideal para que fuera fuerte su negocio, en la calle Iturbide y Escobedo, espacio de rentan desde hace 48 años, dado que anteriormente estaba ubicado el banco Ejidal  y de ahí se derivo el nombre de su restaurante y donde se asocio con su hermano  Atilio Ibarra por un periodo de 10 meses para posteriormente compartir de estos trabajos con su compañera y esposa señora Lucelba Perret Guajardo  siendo el objetivo salir adelante mejorar los intereses económicos para sacar adelante la educación de sus tres hijas, mismas que apoyaban en las tareas diarias que se ocupaban cada día tomando la asignación y responsabilidad de un empleado a fin de enseñarles el valor del trabajo.

 48años de servicio se escriben fácil, pero encierran grandes esfuerzos y sacrificios para dar a sus clientes la mejor atención y un exquisito sazón en la especialidad de la casa la milanesa y el caldo de res, platillos que siempre han tenido la demanda de toda su clienta así como visitantes.

 Con una sencillez, limpieza y humildad en el trato a todos los ciudadanos que día a día su restaurante se ha atendido por más de cuatro décadas que les han brindando grandes satisfacciones que describen un legado para su familia.

Estos tiempos de Pandemia con tristeza han despedido a muchos de sus clientes preferentes que solo se han adelantado de esta vida mortal, siendo agradecidos por la oportunidad que les ha correspondiendo de continuar es esta tarea hasta que Dios permita en su voluntad.

Este matrimonio disfruta de su trabajo y cada que se presenta la oportunidad comparten de los alimentos con población en necesidad que nunca se les ha negado un plato y que retornan en agradecimiento en ocasiones trayendo presentes que son de utilidad para ellos y su trabajo o bien para alguien más.

Existe el ánimo y positivismo cada día para seguir continuando con este servicio del cual es de grandes satisfacciones para Don Juan y Doña Lucelba que se esfuerzan en estos tiempos donde todo está en aumento en los insumos pero siguen haciendo su trabajo de prevalecer sirviendo de sus comidas a la carta.

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